La Dueña de las Grutas
Tsukán, la antigua serpiente maya, es una criatura esquiva y poderosa que guarda celosamente las aguas subterráneas de Yucatán. Su cuerpo es verde, tan grueso como un tronco y cubierto de manchas negras; su aliento cálido brilla con un resplandor rojo mientras sus alas de murciélago baten en la oscuridad de las cuevas. De carácter rebelde y malhumorado, Tsukán es difícil de encontrar, salvo para aquellos con percepción espiritual profunda.
Según la leyenda, Yuum Cháak, el Señor de la Lluvia, la castigó por robar agua de los cenotes en tiempos de sequía, imponiéndole la misión de custodiar las grutas y cenotes, condenándola a una eternidad de renacimiento. A pesar de su deseo de vivir en el mar, Tsukán está destinada a vagar por los túneles subterráneos que conectan pozos y pirámides, surcando ocasionalmente el cielo con un fulgor rojizo que aterra a los campesinos.
Aquellos que la encuentran suelen enfermar, quedarse paralizados o perderse en visiones febriles. Los ancianos recomiendan actuar con indiferencia si se percibe su presencia, evitando mirarla y alejándose rápido, pues sus ojos contienen secretos y maldiciones que pocos pueden soportar. Tsukán es un recordatorio de que, en el corazón de la tierra, habitan fuerzas indomables y guardianas de un misterio tan antiguo como el tiempo.
El vuelo de Tsukán